De entre ellas, una hablaba del circo. Recuerdo describir el solar abandonado que se transformaba de la noche a la mañana en un lugar mágico de ilusión y fantasía. La carpa redondeada a rayas blanco y rojo bordeada por hileras interminables de bombillas que conseguían encender la emoción de la chiquillería. La noche, horas inusuales para presenciar el espectáculo y el irremediable final que dejaba tras de sí el solar nuevamente abandonado.
Pues a veces me viene a la cabeza la misma imagen cuando contemplo el mundo actual. Siento que me estoy moviendo por calles que no son calles y paso ante fachadas detrás de las cuales no hay nada. La gente se desplaza distraída, llenando de sentido un decorado construido sin su consentimiento por algún ente manipulador que trata de dar vida al hueco escenario a base de engañar a las personas haciéndoles creer que hay algo detrás.
Aparte de la vacuidad, observo los ademanes resignados de aquellos que no hace mucho surcaban el mundo en total desenfreno y ahora, culpables, miran el asfalto que va derritiéndose al contacto con sus pies. Se apagaron las luces del mundo, las bombillas se han fundido y el decorado se ha acartonado, dejando entrever en su interior las piedras del solar que un día despertó fugazmente de su letargo.
Pues a veces me viene a la cabeza la misma imagen cuando contemplo el mundo actual. Siento que me estoy moviendo por calles que no son calles y paso ante fachadas detrás de las cuales no hay nada. La gente se desplaza distraída, llenando de sentido un decorado construido sin su consentimiento por algún ente manipulador que trata de dar vida al hueco escenario a base de engañar a las personas haciéndoles creer que hay algo detrás.
Aparte de la vacuidad, observo los ademanes resignados de aquellos que no hace mucho surcaban el mundo en total desenfreno y ahora, culpables, miran el asfalto que va derritiéndose al contacto con sus pies. Se apagaron las luces del mundo, las bombillas se han fundido y el decorado se ha acartonado, dejando entrever en su interior las piedras del solar que un día despertó fugazmente de su letargo.
5 comentarios:
El otro día pude ir a ver el Circo del Sol y me acordé de los circos de mi niñez, que nada tienen que ver con lo de ahora. Abrazos
Pues sí. Mundo vacío, bolsillos llenos, cabezas vacías, corazones corrompidos.
Gracias Ligia por tu visita. Yo no conseguí entradas para el circo. Por lo visto las vendieron con mucha antelación y ya no quedaban. Un abrazo
Tienes mucha razón M Jesús... ¡da un poco de miedo lo que tenemos alrededor! Un abrazo
El estado al que se ha llegado no nos es ajeno. Parece que todo es un circo. Cada uno ejecuta el malabarismo que mejor puede o que mejor ha aprendido. Eso sí, a costa de la sana ilusión de los que, con mirada atenta, y sin participar de la ejecución, nos llevamos sorpresas. En el circo y cuando éramos pequeños llegaban a ser ilusionantes y gratas sorpresas. Nos cogía por sorpresa podríamos decir. El circo en el que estamos inmersos casi que no nos ha cogido por sorpresa...tal vez lo veíamos venir. Pero siempre quedan espíritus puros que se seguirán asombrando de la capacidad que tiene el ser humano humana para aparentar frente a los demás. Deslumbrando y fingiendo hasta que casi nos lo creemos. A lo que hemos llegado Alicia.De nuevo contenta de verte otra vez.
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