Hace unos meses renové mi móvil y conseguí un aparato nuevo, de última generación, que tiene una cámara de fotos de 8.0 megapixels. No soy demasiado aficionada a sacar fotos, pero tener una cámara como ésta en el móvil que llevo a todas partes me está ayudando a captar momentos que poder compartir en mi blog con todos ustedes.
Volvía del supermercado a última hora de la tarde y, aunque vivo casi en el centro de la ciudad, tengo la suerte de tener el campo alrededor de mi casa. O sea que tengo todo: el campo y la ciudad a un tiro de piedra. Bueno, como decía, acababa de salir del supermercado y al pasar por este campo que se extiende detrás de un murete de piedra no pude evitar pararme a contemplar la luz del atardecer y su reflejo blanquecino sobre estas extrañas flores que han crecido últimamente.
Dejé la compra en el suelo y saqué mi móvil del bolsillo para inmortalizar el instante. En ese momento, un señor que venía en dirección contraria hizo lo mismo que yo, se paró y sacó su móvil. Lo miré y sonriendo le dije: '¡no se puede uno resistir! ¿verdad?'. Me sonrió mientras asentía.
Es el paisaje de una época de mi vida que a la luz de la tarde se mostraba efímero y perecedero. Pasará cuando me aleje y ya no siga ese camino para volver del supermercado o sucumbirá bajo las palas que transformen el paraíso en un parque temático. Ahí les dejo ese instante congelado que, un extraño y yo, compartimos sin proponérnoslo a través de nuestras cámaras.
12 comentarios:
Qué hermosura: debe dar gusto vivir en un lugar así. Y tener un celular para eternizarlo.
Precioso, Alicia. Gracias por compartir ese camino.
Un beso.
Es hermoso, Alicia. Con suerte (para casos como ese y no para otros), la crisis durará unos años y la especulación urbanística se sujetará un poco todavía, lo que dejará intactos lugares como ese.
Gracias Flacuchita. Me encanta verte asomar desde Canelones y asomarte por encima de la tapia. Un abrazo fuerte
Candela, espero que la crisis contenga la inminente destrucción de esos terrenos, pero me temo que al ser los más codiciados de la ciudad aparezca alguno de los boyantes millonarios y lo destruya en uno de esos despliegues de incultura que les son propios... Si fuera una zona para la clase obrera seguro que permanecería así mucho tiempo. Nos han tocado tiempos 'interesantes' ¿no crees? Un abrazo, amiga
Un lugar precioso y una tranquilidad llevar la cámara en el bolso para dejar constancia de ello. Abrazos
Pasé por allí y me llegó tu visión y paré "un instante". Magnífica vista detrás del viejo muro de piedra y barro. Magnífica foto también. ¿Construirán, en un futuro, ese oasis?. Espero que mis ojos no lo vean. De momento cada vez que pase lo grabaré también en mi retina no sea que desaparezca. Un beso Alicia.
Amiga, ten cuidado, puedes caer en las garras de la aficion fotografica, y te aseguro que es algo que engancha...
Je,je,je
Un abrazo
Sí, Ligia, todavía sigue siendo un lugar precioso. Esperemos que se mantenga durante mucho tiempo. Un abrazo
Tanci, me temo que no va a durar mucho, aunque quizás los dueños esperen a que pase la crisis para venderlo mejor. Seguiremos mirándolo para mantener su imagen en la mente cuando ya no esté. Un abrazo
Antiqva, a lo mejor me empiezo a enganchar a esto de la fotografía con mi nuevo móvil. En ese caso, por lo menos tendré fotos frescas que mostrar en el blog. Te mando un abrazo
Buenos días, Alicia.
Me suenan esas plantas esbeltas y sorprendentes. Y me atrevo a segurar que le cogerás cariñito a lo de la fotos.
Lindo momento el que nos regalas, tan sereno.
Besos en la madrugada.
Gracias Virgi por tu visita una vez más. Sí, tienes razón. Seguro que le cojo el gusto a eso de la fotografía y, ahora con el blog, me va a resultar muy útil para poder complementar el contenido de mis escritos. Te mando un abrazo
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